Octubre cerró con 655 511 personas más en la población ocupada. Sin embargo, este crecimiento no provino del empleo formal, sino del informal, que absorbió prácticamente todo el aumento. El dato revela una paradoja: se están generando puestos, pero no empleos con seguridad social, estabilidad o prestaciones.
El avance de la informalidad
Del total de nuevos ocupados, más de 830 000 pertenecen al sector informal, mientras que el empleo formal perdió alrededor de 176 000 plazas. Esto elevó la tasa de informalidad a 55.7%. Buena parte del incremento corresponde a trabajo por cuenta propia, empleo no remunerado y ocupaciones sin contrato.
Subocupación al alza
La subocupación también creció y alcanzó 7.5% de la población ocupada, su nivel más alto en casi un año. Esto indica que una mayor proporción de personas trabaja menos horas de las que necesita o recibe ingresos insuficientes.
Un crecimiento que no garantiza calidad
La creación de empleos informales implica falta de prestaciones, menor estabilidad y ausencia de cotización para el retiro. Para el país, significa menor recaudación, presión sobre los sistemas sociales y una economía más vulnerable.
¿Qué explica este desequilibrio?
El costo de la formalización, la escasez de empleos con prestaciones, la alta rotación y la necesidad de ingresos inmediatos impulsan a miles de personas hacia la informalidad. El mercado formal no está generando suficientes oportunidades para absorber a quienes se incorporan cada mes a la fuerza laboral.
Que el empleo crezca no significa que mejore. Octubre mostró un avance en ocupación, pero sustentado casi por completo en puestos informales. Mientras el mercado laboral dependa de esquemas precarios, México seguirá acumulando vulnerabilidades que afectan ingresos, estabilidad y futuro pensionario.
