Confesiones de un yucateco común de alcance internacional

Fundador de una empresa de alcance internacional, Jorge Habib habla del gran amor por su tierra, costumbres y tradiciones

Jorge Habib Abimerhi es un hombre claro y directo. Tiene que ser así porque es quien lleva las riendas de Air Temp, una empresa que fabrica equipos de aire acondicionado para automóviles, cuyo primer cliente en la década de los 80 fue Renault de México, al que se han sumado Volkswagen, General Motors y Nissan, entre otras marcas reconocidas mundialmente. Con el tiempo, también empezó a producir equipos de climatización para autobuses.

Antes de iniciar la entrevista sale a relucir su franqueza. Sin tapujos, habla de lo más importante para él: la familia, Dios, el respeto y el corazón. Describe a sus abuelos maternos como fenicios, originarios de Caná, Galilea, el lugar donde, según la biblia, Jesucristo transformó agua en un magnífico vino durante una boda.

Su abuela paterna es de origen griego y libanés; su abuelo llegó a Nueva York cuando tenía 17 años y su nombre está grabado en una placa empotrada una piedra en Isla Ellis: Albert Habib.

Esta historia es parte de su vida, lo define y, en consecuencia, la narra con soltura. Mientras habla surge de forma inmediata el orgullo de ser yucateco: mis padres vivían en Boston, Massachusetts, pero mi mamá me tuvo en Yucatán.

Yo soy mariano, católico; en casa, la mujer es la que manda y la chichí (abuela) es quien tiene la última palabra. Tenemos la costumbre de la ‘chancleta voladora’ y nuestra prioridad son nuestros hijos. Somos gente de costumbres, somos católicos, no muy buenos, pero somos católicos y tenemos temor a Dios”, define con rapidez.

Una sola respuesta

¿Cómo vive Jorge Habib?, ¿qué hace para divertirse?, ¿cuál es su estilo de vida?… para esas y otras preguntas, el hombre de negocios sólo tiene una respuesta: trabajo. “Te tiene que gustar lo que haces, sentir pasión y contagiar esa pasión a la familia para que sepan lo que haces”.

Después de esa confesión reconoce que se perdió de muchos momentos, de recuerdos familiares y, sobre todo, de la niñez de sus hijos, aunque se siente orgulloso de haberles inculcado que “en la vida son importantes el trabajo, la honradez, la honestidad y que siempre te acompañe la verdad”.

El trabajo me divierte, me quita los pensamientos que no debo tener, me dedico a ser productivo. La inactividad mata, mucha gente está soñando con jubilarse, con retirarse y eso no está bien”, dice convencido.

El tema de haberse perdido la infancia de sus hijos vuelve a surgir de forma velada cuando indica que “los niños son la razón de nuestra vida, son el futuro nuestro, son quienes van a decir que estuviste en esta vida, ellos se van a acordar de ti y son tu huella. ¡Quétriste es ir por la vida y no dejar huellas!”

Chile habanero

Punto y aparte del trabajo, respondió que le gustan la comida yucateca y la árabe, pero también disfruta unos buenos tacos de cochinita, unas tortas de lechón y de acompañar los guisos con chile habanero. De pronto, se le ilumina el rostro y suelta una palabra: amigos, disfruta pasar tiempo con ellos, desayunar con ellos… después de todo, sí se divierte.

Y cómo no iba a hacerlo, si es un hombre de charla amena, de opiniones firmes, de historias entretenidas e interesantes, franco y abierto, con esa hospitalidad que caracteriza a los yucatecos. Incluso, en su oficina uno se siente bienvenido, como si fuera la visita a la casa de un muy buen amigo.

Sin embargo, a pesar de toda esta afabilidad y franqueza, el empresario tiene sus reglas muy claras: “hay que tener límites y hablar con la verdad”, y así es como se maneja en los negocios, con su familia, los amigos y ante la sociedad.

En su manera de ver la vida, uno puede hacer lo que necesite para ser feliz, “mientras no esté ofendiendo y lastimando a otras personas”. Es el límite que se autoimpone, una forma de respeto que ofrece y que también demanda de las personas que lo rodean y, aún más allá, de quienes forman parte de la sociedad en la que vive.

Un ejemplo es su inflexible postura ante un tema que considera fundamental para garantizar la supervivencia de la especie: una defensa férrea del matrimonio entre hombre y mujer. “Las leyes sobre el matrimonio son para proteger el núcleo que es la familia, la naturaleza manda que hombre y mujer se complementen y den lugar a una vida”.

Cuando se destruye ese núcleo básico, la civilización de ese pueblo, se pierde. El amor, la atracción sexual y física es algo tan íntimo y bello que no tenemos por qué estarlo exhibiendo, conlleva sentimientos”, destaca y ya entrados en el tema se manifiesta contra el aborto porque “el único que puede disponer de la vida es Dios”.

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