México se posiciona entre los países con mayor espíritu emprendedor del mundo, de acuerdo con el Global Entrepreneurship Monitor (GEM) 2023-2024. Sin embargo, la apertura de nuevas empresas en el país ha mostrado una preocupante desaceleración, lo que revela una desconexión entre la intención emprendedora y su ejecución real.
El informe destaca que más del 60% de los adultos mexicanos creen que emprender es una buena oportunidad, ubicando al país en el top 5 global en intención emprendedora. Este dato es especialmente relevante en comparación con economías más desarrolladas, donde la percepción del emprendimiento es más baja.
A pesar de este impulso, la tasa de creación de nuevas empresas ha caído de forma considerable. Factores como la falta de financiamiento, la burocracia, el desconocimiento del entorno regulatorio y el temor al fracaso continúan siendo grandes barreras. El entorno económico actual también contribuye a la cautela, especialmente en sectores donde la competencia es alta y la rentabilidad incierta.
Además, se observa un estancamiento en el porcentaje de empresas que logran consolidarse a largo plazo. Muchas de las nuevas iniciativas no superan los primeros dos años de operación, lo que también repercute en los indicadores generales de crecimiento del ecosistema emprendedor.
El reto para México está en cerrar la brecha entre el deseo de emprender y la capacidad real de llevarlo a cabo. Para ello, expertos proponen fortalecer programas de capacitación, aumentar el acceso a créditos, reducir la tramitología y generar redes de apoyo que conecten ideas con inversión.
En un país con tanto potencial emprendedor, convertir la intención en acción puede marcar la diferencia en la generación de empleo, innovación y desarrollo económico.
