Los economistas recomiendan no comprar un vehículo hasta alcanzar un nuevo y mejor nivel económico, lo consideran un gasto y una mala inversión… ahora no es así.
La economía cambió y continúa haciéndolo, de tal forma que en los últimos años surgió una nueva y creativa manera de hacer negocios, que convirtió los bienes personales en artículos, productos y espacios para poner al servicio de alguien más.
Los visionarios que viven bajo el esquema de aprovechar sus circunstancias y consideran que cada cosa es sujeta de ofrecer algún provecho, llevaron el emprendimiento a un nivel comunitario, más sofisticado y con cimientos en la tecnología.
En la actualidad, tener un vehículo representa una ventaja competitiva al ofrecer la posibilidad de sumarse al mercado de los servicios en un modelo de economía colaborativa, que a nadie sorprende, pero que representó una revolución en las formas de generar ingresos.
Una bicicleta básica, una motocicleta o un coche ofrecen formas de hacer dinero, con una vieja idea: “los mandados”, pero con herramientas nuevas: las aplicaciones. El término actualizado y “tuneado” es “última milla”, y se refiere a la entrega del producto hasta el consumidor final.
Existen dos vertientes que sostienen el envío de última milla: el comercio electrónico y la distribución de alimentos. El primero se ha incrementado, sobre todo a partir de la pandemia. De acuerdo con la Asociación Mexicana de Venta Online, en 2021, el comercio electrónico aumentó 27% con respecto al 2020, y alcanzó 403.1 mil millones de pesos.
En cuanto a los alimentos, plataformas como Rappi y Uber Eats han creado el espacio necesario para que más personas encuentren una forma de tener ingresos, algunas de ellas pueden representar tres mil 800 pesos semanales de ganancia por hacer entregas, además de la oportunidad de desarrollar otras actividades debido a la flexibilidad de horario y condiciones.
Incluso hay quienes han incursionado en el mundo de las pymes en zonas específicas de la ciudad, organizándose con quienes poseen medios de transporte para establecer vínculos con cocinas económicas y restaurantes pequeños y que estos puedan ampliar su oferta a domicilio con beneficio para ambas partes.
Este sistema de organización también representa otro tipo de beneficios como descuentos por servicio en talleres especializados, la posibilidad de adquirir piezas para sus vehículos a bajo precio y los que surjan de la necesidad y la oportunidad de la economía actual.
Lee también: Emprender desde la identidad gastronómica.