Entre acordes y pesos, la industria musical resiente la pandemia

La música es un negocio enorme, tanto como las ganas de la humanidad de celebrar y divertirse, sin embargo, en este 2020, las ganas no fueron suficientes para vencer a un virus asiático, que logró apagar los reflectores de todo el mundo. Mientras tanto, los músicos esperan, no tan pacientemente, a que las luces se vuelvan a encender y las bocinas se activen de nuevo.

“Para hacer música se necesita mucho amor”, dice Reyes Herrera, mejor conocido como Pilón, dueño de uno de los grupos que ha logrado el reconocimiento en la Península de Yucatán: “Los Méndez”, un grupo musical cuyo negocio se encuentra en hacer conciertos, “bailes”, como se les conoce, en la zona.

 

La gente de Yucatán sí paga por entrar a un concierto, “para ellos es importante que los vean pagar su entrada a un baile, pagar su cerveza, les gusta presumirlo, y también eso ha ayudado a mantener el negocio de los bailes en el caso de los grupos como Los Méndez”, comenta.

 

La música es un arte y tiene múltiples representantes y formas de hacerse, una de ellas es la que realiza Gaby Ruz, una saxofonista que estudió una ingeniería y, finalmente, se convirtió en empresaria musical, “durante la carrera pensé que tal vez la música podría darme una vida libre”.

Entre los logros con mayor significado para Gaby se encuentra haber mejorado la calidad de vida e ingresos de alrededor de cien músicos, ¿cómo lo hizo?, pues es organizada, esquemática y todo lo maneja con perspectiva de negocio.

 

El poder del saxofón

Gaby Ruz empezó por ofrecer servicios musicales para fiestas, mientras estudiaba ingeniería. “Me vi como un producto vendible, como artista a la par de encontrar talentos yucatecos y de otros lugares”.

“Si alguien tocaba clásico o jazz yo estaba creando proyectos donde encajaran para vender eventos, a corporativos, por ejemplo; yo creaba el concepto, veía las negociaciones, redes sociales, etcétera”.

 

Trabajaba 14 ó 15 horas diarias. El estrés y era tal que se vio obligada a dejar el negocio a sus socios para abrir un restaurante. Sin embargo, pudo más el llamado de la música así que regresó.

 

“Se habla mucho del maltrato al músico o artista, en ciudades grandes sí hay managements o empresas que venden a sus artistas para que se ocupen únicamente de su trabajo”. Con orgullo, declara: “Yo fui de las primeras (en Yucatán) que garantizó a los músicos recibir su pago, tener contratos seguros, incluso si se cancela el evento, se les paga”.

 

 

Pandemia sonora

Todo iba bien hasta que llego la pandemia de la covid-19. Las pérdidas económicas  derivadas del confinamiento y la cancelación de eventos son enormes. Las bodas que le pagaron a la saxofonista hace un año se pospusieron para otro año, algunos hasta 2022, situación que le significa dos años de atraso.

 

“Estoy comenzando a tocar las bodas que me pagaron hace más de un año, no solo yo toco, es un grupo de músicos, tengo que pagar de 8 mil a 30 mil pesos por evento”, representa a seis proyectos musicales.

 

“Toco en bares, tenemos fechas en Ciudad de México, Monterrey, Querétaro, Guadalajara, San Miguel de Allende y Mérida, entre otros, pero nuestro fuerte es Mérida”.

 

La música en pesos mexicanos

Producir canciones en estudio cuesta entre 23 y 30 mil pesos, de 5 a 8 mil pesos por canción. La sesión de fotos y video puede ir desde los cinco mil hasta los 30 mil pesos, a todo esto hay que agregar la inversión en publicidad.

Un concierto requiere de entre 50 a 130 mil pesos. Incluye la renta del teatro, los anuncio en espectaculares, sesiones de fotos promocionales. Los músicos reciben 18 mil pesos, pero el esfuerzo incluye la venta de boletos, diseño de publicidad, patrocinios, elegir las canciones y seleccionar con quién trabajar. “Como artista necesito a un productor”.

Redes sociales

Facebook e Instagram: Gaby Ruz Sax

Twitter: @gabyruzsax @somossoul @somosthegivers y @luajazzband

Página: gabysax.com o https://musicvibes.mx/artistas/soul/

 

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