La baja representación femenina en cargos directivos sigue siendo una barrera estructural para el desarrollo económico y la rentabilidad empresarial en Iberoamérica.
Mujeres en la dirección: menos del 30% en la región
A pesar de los avances globales en igualdad de género, solo el 29.7% de los puestos en los Comités de Dirección de las empresas iberoamericanas están ocupados por mujeres. En los Consejos de Administración, la cifra cae al 25.3%, según el informe de la Secretaría General Iberoamericana (SEGIB).
Estos porcentajes reflejan una realidad persistente: las mujeres siguen sin acceder en igualdad de condiciones a los espacios de toma de decisiones dentro del sector empresarial, lo que limita el crecimiento sostenible y competitivo de la región.
¿Qué consecuencias tiene esta brecha de género?
Reducir esta desigualdad tendría un impacto directo en el desarrollo regional:
- Un aumento del PIB en un 8%.
- Un 21% más de rentabilidad empresarial.
Así lo afirman expertos del estudio “Participación de las Mujeres en los Consejos de Administración de Empresas Iberoamericanas Cotizadas”, que analizó la situación en once países, incluyendo México, Brasil, Argentina, Colombia, y España.
La conclusión es clara: no cerrar la brecha de género implica una pérdida de talento, oportunidades y competitividad.
¿Por qué Europa lidera en igualdad empresarial?
Mientras en la Unión Europea existen directivas obligatorias —como la que exige un 40% de representación femenina en consejos para 2026—, en Latinoamérica las iniciativas suelen ser voluntarias o estar limitadas al sector público.
Esto genera una diferencia estructural:
- En Europa, la inclusión femenina es parte de la normativa empresarial.
- En América Latina, sigue dependiendo de la voluntad política o del compromiso individual de las empresas.
Obstáculos que frenan el liderazgo femenino en Latinoamérica
Países como Brasil, Argentina y Venezuela presentan los niveles más bajos de participación femenina en cargos ejecutivos. Las razones detrás de esta realidad incluyen:
- Falta de regulaciones efectivas en el sector privado.
- Barreras culturales y estereotipos de género persistentes.
- Escasez de políticas corporativas orientadas a la equidad.
La inclusión como estrategia empresarial
Lejos de ser una medida simbólica, la representación femenina en los altos mandos es una estrategia clave para el crecimiento económico. Así lo subraya la autora del informe, Mónica Chao, quien afirma que invertir en liderazgo femenino es apostar por una rentabilidad empresarial más sólida y sostenible.
Además de mejorar los indicadores económicos, la presencia de mujeres en la alta dirección:
- Favorece la innovación.
- Fortalece la gobernanza.
- Aumenta la confianza entre inversionistas y consumidores.
Conclusión: cerrar la brecha de género es urgente
Incorporar más mujeres en cargos de liderazgo no solo es un tema de justicia social, sino una necesidad económica y estratégica. Las empresas que priorizan la equidad de género están mejor posicionadas para competir, adaptarse y crecer en un mundo cada vez más dinámico.
