La presentación de la visión 2050 de Natura en el marco de la COP30 vuelve a colocar a la Amazonia en el centro de la conversación global sobre sostenibilidad. La compañía plantea que el futuro económico de la región no debe basarse en la extracción intensiva, sino en modelos que aprovechen su biodiversidad de forma responsable, generen valor para las comunidades locales y preserven los ecosistemas que regulan el clima del planeta.
Un enfoque económico basado en la naturaleza
La propuesta parte de un principio clave: la Amazonia puede ser motor económico sin destruirse. Para ello, Natura impulsa cadenas productivas que utilizan ingredientes amazónicos de manera sustentable, integran ciencia con saberes tradicionales y fomentan modelos de producción que regeneran, en lugar de agotar, los recursos naturales. Este enfoque busca demostrar que la conservación puede ser rentable y escalable.
Comunidades como protagonistas del cambio
Uno de los pilares de la visión 2050 es la inclusión activa de comunidades indígenas y locales en las cadenas de valor. Esto implica ingreso digno, acuerdos comerciales justos, capacitación y corresponsabilidad en la gestión del territorio. La idea no es solo comprar insumos, sino consolidar un ecosistema económico donde las comunidades sean socias estratégicas, no proveedores periféricos.
Un modelo replicable para América Latina
Aunque el foco está en la Amazonia, la propuesta abre la puerta a que otros países latinoamericanos adopten enfoques similares. Sectores como cosmética, alimentos, farmacéutica y biotecnología podrían beneficiarse de modelos bioeconómicos que aprovechen la riqueza biológica sin comprometer su permanencia. Para economías emergentes, esto representa una alternativa real al extractivismo tradicional.
La oportunidad y el desafío
La transición hacia la bioeconomía requerirá inversiones, innovación, regulaciones claras y alianzas público-privadas. El reto mayor es garantizar que el desarrollo económico no se traduzca en presión adicional sobre el bosque. Natura plantea que la única vía viable es un crecimiento que mantenga intactos los servicios ecosistémicos y que convierta a la Amazonia en un activo vivo, no en un recurso agotable.
La visión 2050 es una invitación a replantear cómo se produce, cómo se consume y cómo se crea valor en una región clave para la estabilidad climática. Si se ejecuta con rigor, podría convertirse en un ejemplo global de desarrollo sostenible.
