Aunque el discurso sobre igualdad avanza, los datos siguen mostrando una realidad incómoda: casi una de cada cinco empresas en México no tiene a una sola mujer en un puesto directivo o de toma de decisiones. Esta ausencia no es un accidente estadístico; es el resultado de estructuras, sesgos y modelos corporativos que continúan limitando la participación femenina en niveles estratégicos.
Representación que no llega a la cima
Si bien la participación de mujeres en el mercado laboral ha crecido, su presencia en posiciones de liderazgo permanece estancada. Los puestos directivos —donde se definen estrategias, presupuestos y decisiones de largo plazo— siguen dominados por hombres. Esta brecha reduce la diversidad de pensamiento, afecta la competitividad y perpetúa culturas organizacionales poco inclusivas.
El costo empresarial de excluir talento femenino
Las empresas que no integran mujeres en roles clave pierden acceso a talento, innovación y perspectivas distintas. Estudios globales demuestran que equipos diversos toman mejores decisiones, gestionan riesgos de forma más efectiva e impulsan mayor crecimiento financiero. La exclusión, aunque muchas veces no sea explícita, termina afectando resultados tangibles.
Barreras que siguen firmes: desde sesgos hasta condiciones laborales
Las principales limitantes no están en la capacidad de las mujeres, sino en factores estructurales: sesgos en procesos de selección, jornadas que no contemplan vida personal, falta de redes de mentoría y ambientes laborales donde la movilidad vertical es más difícil para ellas. A esto se suma la brecha salarial y la distribución desigual del trabajo de cuidados, que impacta directamente sus oportunidades de ascenso.
Empresas con visión: las que ya están cambiando la cultura interna
Algunas compañías han comenzado a adoptar políticas más claras: cuotas internas de representación, programas de liderazgo para mujeres, criterios de selección imparciales y esquemas de trabajo flexible. Estos esfuerzos no solo aumentan la presencia femenina en los puestos donde importa; también transforman la percepción de liderazgo dentro de la organización.
La ausencia de mujeres en posiciones clave no es solo un indicador laboral: es un síntoma de un modelo empresarial que necesita evolucionar. La competitividad del país depende de aprovechar todo su talento, no solo una parte.
