La economía naranja: el motor de la creatividad y la cultura

La economía naranja es un concepto que agrupa todas las actividades que convierten ideas y creatividad en bienes y servicios culturales. Su relevancia radica en el uso de la propiedad intelectual como valor principal, lo que transforma las ideas en activos comerciales, según el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).

Este término fue acuñado por John Hawkins en su libro “La economía creativa: Cómo las personas hacen dinero de las ideas”, en el que describe el “universo naranja” compuesto por la economía cultural y las industrias creativas, incluyendo sectores como la arquitectura, moda, cine y artesanías.

La oportunidad en América Latina y el Caribe

América Latina y el Caribe cuentan con un vasto patrimonio cultural y talento creativo, lo que ofrece una ventaja competitiva importante. Según el BID, la región tiene un mercado de 600 millones de personas con el potencial de aprovechar la economía creativa. En México, por ejemplo, el sector cultural contribuyó con 815,902 millones de pesos al PIB en 2022, representando un 2.9% del total, de acuerdo con el Inegi.

Ventajas de la economía naranja

La economía naranja no solo tiene un impacto cultural, sino también económico. Se proyecta que este sector representará el 10% del PIB mundial para 2030, de acuerdo con el G20. La creatividad es el pilar de este modelo económico, que funciona bajo los principios de hacer, lanzar y corregir. Esta mentalidad de innovación continua motiva a las empresas a crear nuevos modelos donde la colaboración es clave.

Una de las mayores ventajas de la economía naranja es que es menos volátil y más resistente a las crisis económicas globales, en comparación con otros sectores.

Ejemplos para emprender en la economía naranja

  1. Economía cultural: Impulsa actividades que preservan y promueven el patrimonio cultural. Un ejemplo es la monetización de presentaciones de danzas y rituales de pueblos originarios en México, lo que no solo preserva la cultura, sino que crea oportunidades económicas.
  2. Nuevos medios y software: Las creaciones funcionales que conectan con el consumidor, como el desarrollo de software o aplicaciones, forman parte de esta economía creativa.
  3. Industrias culturales convencionales: Se refiere a la creación de contenido artístico que puede ser difundido a gran escala, como editoriales independientes o producciones audiovisuales.

Retos de la economía naranja

A pesar de su potencial, la economía naranja sigue siendo poco conocida en muchos mercados. La complejidad de sus componentes —creatividad, cultura y economía— y la creencia de que las actividades culturales deberían ser gratuitas limitan su expansión. Sin embargo, es vital reconocer que muchas actividades culturales, como las danzas prehispánicas en espacios públicos, requieren compensación económica para sostenerse.

En conclusión, la economía naranja ofrece un modelo económico que combina creatividad y cultura con oportunidades comerciales, generando crecimiento económico y preservando el patrimonio cultural.

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