El mundo vivió un momento histórico en materia de publicidad cuando Pepsi lanzó anuncios en los que reunía a las personalidades más reconocidas del mundo del pop, entre ellas la princesa y el rey, Britney Spears y Michael Jackson, respectivamente.
La compañía refresquera invirtió millones de dólares durante las décadas de los 80 y 90, que le significaron ganancias y presencia de marca a escalas extraordinarias, convirtiéndose en un referente a nivel mundial.
Aunque no ha existido otro fenómeno como el del refresco de cola, aún persiste la práctica de ligar a famosos con ciertos productos, con el alto riesgo que conlleva como el caso de Adidas con Kanye West, quien a pesar de tener siete años con la marca, fue despedido tras la presión de la sociedad debido a sus comentarios antisemitas.
Poco tiempo después del caso del rapero, la marca de artículos deportivos protagonizó otra ruptura de alto perfil con la cantante Beyoncé, con quien tiene la marca Ivy Park, algunas fuentes indican que la línea no fue el éxito esperado.
La asociación entre marca y “estrella” (de cine, televisión o la música), conlleva graves riesgos pues el público asocia el comportamiento, opiniones y estilo de vida de la persona con la empresa y la mayor parte del tiempo se cree que el personaje y la compañía comparten valores.
Así como ocurre con los aspectos positivos, de igual forma el vínculo es muy fuerte en los negativos y los errores que cometa el ser humano serán atribuidos también a los productos que promociona.
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