En México, un número cada vez mayor de trabajadores convive con una preocupación constante que rara vez se verbaliza: la ansiedad de quedarse atrás en un mundo laboral que avanza sin pausa. La sensación de volverse irrelevante frente al avance tecnológico, los nuevos requerimientos del mercado y la transformación de los puestos de trabajo está generando un clima de incertidumbre emocional y profesional.
Dormir poco, pensar mucho: cuando el trabajo no se apaga
De acuerdo con el más reciente Informe sobre el Progreso Humano 2025 de ETS, más de la mitad de los trabajadores mexicanos dicen perder el sueño por miedo a no estar lo suficientemente preparados para el futuro laboral. No se trata solo de perder un empleo, sino de la sensación de no tener las herramientas necesarias para adaptarse al siguiente paso. Un miedo silencioso que se activa frente a cada actualización tecnológica, a cada nuevo software, a cada proceso que antes era manual y ahora es automático.
Sabemos que hay que aprender, pero no lo hacemos
Aunque 7 de cada 10 personas consideran que adquirir nuevas competencias será esencial para mantener su empleo, solo 4 están dando pasos concretos para capacitarse. Esta brecha entre conciencia y acción responde a múltiples factores: falta de tiempo, recursos limitados, o simplemente no saber por dónde empezar.
El problema no es solo individual: muchas organizaciones aún no han adoptado una cultura de actualización continua. Y en un mercado donde las habilidades se transforman más rápido que los cargos, la falta de preparación ya no es una debilidad, sino un riesgo real.
Inteligencia artificial y nuevos estándares
La expansión de herramientas como la inteligencia artificial generativa está redefiniendo lo que significa “estar calificado”. Las competencias técnicas ya no bastan; ahora se requieren habilidades para interpretar datos, automatizar tareas y colaborar con sistemas inteligentes. Lo que ayer era valorado, hoy es básico. Lo que hoy es valioso, mañana será imprescindible.
¿Cómo avanzar sin ansiedad?
La clave está en promover una mentalidad de aprendizaje continuo, tanto desde las empresas como desde la autogestión personal. Es tiempo de pasar de la reacción a la estrategia: identificar habilidades transferibles, buscar capacitaciones accesibles, y entender que mantenerse vigente no es una opción, sino una inversión en estabilidad emocional y laboral.