El burnout laboral, o desgaste profesional, es un problema creciente en los lugares de trabajo actuales. La sobrecarga de tareas, horarios extendidos y ambientes laborales tóxicos están afectando gravemente la salud mental y física de los empleados, con consecuencias directas en la productividad y una alta rotación de talento. En México, un estudio de OCCMundial reveló que el 92% de los trabajadores ha experimentado síntomas de burnout, y que 57% de ellos reporta estrés o ansiedad, mientras que el 4% sufre de cansancio e irritabilidad extrema. Estos síntomas reflejan una realidad alarmante, en la que los líderes juegan un papel fundamental, pues el 70% de la falta de compromiso laboral está directamente relacionada con la gestión de los jefes.
El Modelo de Agotamiento durante el Cambio Organizacional, desarrollado por la experta en cambio organizacional Geri Puleo, señala que los líderes deben implementar cambios específicos para prevenir el desgaste de sus colaboradores. Mantener un diálogo abierto es crucial, ya que la retroalimentación constante ayuda a reducir la incertidumbre y fortalece el compromiso del equipo. También es fundamental contar con un código de ética actualizado que guíe las acciones de los empleados y les ofrezca seguridad al reportar conductas inapropiadas, lo cual genera confianza en el equipo.
Otra recomendación esencial es que los líderes fomenten la desconexión laboral, estableciendo límites claros en los horarios para evitar que el personal se sature de tareas fuera de su jornada. Además, una cultura de empatía y transparencia ayuda a los empleados a sentirse valorados y crea un ambiente en el que pueden expresar sus preocupaciones sin temor. Promover una cultura justa en la distribución de tareas y delegar responsabilidades también son aspectos que contribuyen a reducir el burnout. Un entorno laboral donde los colaboradores se sientan apoyados y respetados es clave para combatir el desgaste profesional y fortalecer la productividad.