Negocio a la campechana, Betty Balmes ha mantenido Súper Campeche

“El que tiene un negocio que es rentable debe apoyar a la comunidad”, afirma Beatriz Balmes Arceo, empresaria ampliamente reconocida en Campeche, que se ha ganado el respeto de la sociedad por el éxito alcanzado al frente de su empresa, Súper Campeche, pero también por su honestidad y la claridad de su papel en la sociedad.

 

“Tenemos que ser solidarios con el que menos tiene, apoyar a las personas que se dedican a ayudar al prójimo, con lo que uno tenga. Hay quienes pueden con mano de obra, con lo que sea. Es necesario tener esa perspectiva en la mano, en el corazón o en la cabeza, dónde sea, pero siempre tenerla”, añade, la mujer que trabaja de cera con los DIF estatal y municipal e instituciones de la sociedad civil.

 

Templanza

Hace casi cuatro décadas que doña Betty Balmes, como es conocida, lleva el negocio que iniciaron sus papás en Ciudad de Carmen en 1953, y del que ella y su esposo, Jorge Luis Buenfil Acuña, se hicieron cargo desde diciembre de 1982.

Durante los primeros años, la pareja trabajó junta, para que la tienda prosperara. Ocho años después, la adversidad se hizo presente: la empresaria perdió a su esposo y asumió las riendas sola, y con esos llegaron también los retos y la empresa creció.

“Mi esposo falleció a los 8 años de que llegamos (a Campeche); me hice cargo del súper del centro, se dieron muchas situaciones económicas en el país y vi difícil la cosa, me pusieron Conasupo enfrente y Super 10 como a dos cuadras, vinieron otros más grandes y dije esto no puede ser”, comparte.

Y como no pudo ser, doña Betty decidió estudiar una maestría en administración de empresas, que prácticamente fue un taller que le permitió aplicar toda la teoría en su negocio.

“De cada materia tomaba los datos que me iban a servir, cómo repercute el movimiento económico del país en el negocio, el costo de préstamos bancarios, la devaluación, los movimientos internacionales que parece que no influyen en una provincia tan pequeña como Campeche, pero sí porque este es un mundo global y los negocios internacionales”.

El error de diciembre

En ese entonces la depreciación del peso se aceleró y el dólar se fue para arriba. “Estábamos cambiando y la industria no estaba como debía ser; muchos insumos eran de importación y su precio se fue para arriba, las fábricas no podían comprar equipo nuevo y se deterioró la competitividad del producto mexicano. Había que acelerar la exportación. No sé cómo sobrevivimos los que nos tocó vivir en esa época. Ese error de diciembre fue terrible”, explica.

El coronavirus no es la primera crisis que vive la empresaria. Cuando, al comenzar el periodo del presidente mexicano Ernesto Zedillo Ponce de León, la depreciación del peso se aceleró, muchas empresas lo perdieron todo.

“Mi hermano César tiene una especialización en finanzas en Estados Unidos y él, que trabajaba en una trasnacional, me recomendó: Betty si tú ganas un peso y lo tienes asentado en tu casa, sácalo y ve a comprar un dólar, porque el desface de la situación económica entre un país y otro nos va a llevar a una devaluación, tu utilidad debe estar en dólares, así lo guardes bajo tu colchón’. Así lo hice”.

Cuando se produjo el cambio por la depreciación del peso, la empresaria campechana tenía sus ahorros en dólares y su negocio tenía débito en pesos mexicanos. “No fue porque fuera muy abusada, sino porque tomé en cuenta las recomendaciones y las apliqué”.

Otro de los consejos que aplicó fue no contratar ningún préstamo bancario, menos aún con tasa variable. Muchos empresarios tuvieron que pagar con “sangre, sudor y lágrimas” sus deudas, que se elevaron en hasta el 300%.

“Tuve un consejero y le hice caso y yo, de mi parte, me preparé y estudié (también tiene una Maestría en Contaduría). Me sirvió como no te imaginas”.

 

 

El bicho de la jubilación

Estoy a punto de jubilarme, ya estoy prácticamente jubilada, el coronavirus me dijo ‘con permiso, ya te tienes que ir a tu casita’. Tengo dos hijos varones que han estado siempre conmigo, la tienda está encaminada, pero necesita vigilancia porque los tiempos cambian. Ahora, con la pandemia, nos tocó mantenernos abiertos porque le doy servicio a los negocios que producen comida y les vendo materia prima. Me dejaron abrir y eso me hizo respirar.

Betty Balmes indica que la recuperación de la economía tiene que ser con base en el trabajo de la iniciativa privada, no del gobierno, y que los empresarios son quienes generarán los recursos para poder dar empleo. “Tenemos que ir poquito a poquito recuperando el movimiento económico.

El gobierno tiene que invertir, apoyar a los negocios con préstamos a bajo interés, nada regalado, créditos para crecer de forma escalonada otra vez. Con “v” de vuelta para que te den otro”.

 

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