Emprendedora, guerrera que no rehúye retos y mentalmente fuerte, así se describe Rifka Queruel Nussbaum, joven empresaria, servidora pública, deportista y presidenta de un equipo profesional de fútbol.
“Cuando la gente me dice, no lo vas a lograr, eso es alimento para mí”, explica.
Licenciada en Ciencias de la Comunicación, con sendas maestrías, en Publicidad Creativa y Negocios Internacionales, alterna su papel como administradora de negocios familiares relacionados con el turismo, con el servicio público, como directora de la Juventud y el Deporte de Tulum, y se da tiempo para practicar deporte, ahora de manera recreativa, luego de haberlo hecho de manera profesional.
La disciplina le permite compaginar cada faceta, sin descuidar una ni otra, aunque como todos, resintió el embate de la pandemia por la covid-19. “Quintana Roo depende del turismo y, de pronto, nos vimos sin éste y con negocios que no producían. Fue difícil, nadie estaba preparado para este fuerte golpe y, como todos, la hemos pasado complicado. Sin embargo, poco a poco la economía se va reponiendo”, indica.
Ponerse en el lugar de otro
Para comprender la dimensión del problema, pide ponerse en el lugar de un padre de familia que se quedó sin trabajo y tiene una familia que mantener. “Ahí te das cuenta de la magnitud del problema, y a la vez, valoras lo que tienes. La pandemia fue una prueba para todos, de la que debemos aprender, sacarle el mayor provecho para hacernos más fuertes e ingeniosos”.
A nadie, sin excepción, le gustaría que Quintana Roo retroceda en el semáforo epidemiológico; sería caótico desde el punto de vista empresarial y deportivo, ya que el Instituto de la Juventud y el Deporte trabaja para que la gente pueda desarrollar una actividad deportiva, subraya.
Aunque al escuchar su nombre se podría pensar que es extranjera, es “orgullosamente nacida en Tulum”, pero tiene ascendencia francesa y polaca de parte de sus abuelos. Su nombre está en hebreo y significa Rebeca, como el de su madre, oriunda de la Ciudad de México, pero con más de 40 años de radicar en Tulum.
Su papá Héctor Queruel de la Peña también es mexicano, pero su abuelo es francés y abuela de Ensenada, Baja California Sur. De parte de su mamá, su abuela es de Espita, Yucatán, y su abuelo de Polonia.
Consumada deportista
Es una consumada deportista, fue integrante de la Selección Nacional de fútbol en la época de Leonardo Cuéllar, ganadora de medallas en la Olimpiada Nacional en tenis y campeona nacional de pádel, pero nunca había estado en el servicio público y, cuando le ofrecieron estar al frente de la Dirección de la Juventud y el Deporte, dudó, pero luego dijo “¡sí le entro!”.
“Se me han presentado muchas pruebas de ese tipo y me capacito para hacerlo bien. A las mujeres les digo: no se achiquen, tenemos las mismas oportunidades que los hombres, que le digan que sí a todo proyecto en el que vean que pueden crecer”, sugiere.
Es así como en este difícil año logró un viejo anhelo: que Tulum tenga presencia en el balompié de paga, en la Tercera División, convirtiéndose de paso una en las pocas mujeres en el país que es presidenta de un club profesional.
Me pregunté “¿por qué no tener en Tulum un equipo profesional de fútbol?”, así que, con el apoyo de la iniciativa privada y amistades, le entramos y el proyecto cristalizó en septiembre pasado.
“Fue un proyecto de retos, nada sencillo, pues a la hora el apoyo ofrecido no llegó. Hubo gente que me decía que no se podía, que muchos lo intentaron. Sabíamos que era complejo, pero no imposible cuando se conjunta un buen equipo de trabajo como el que se unió para crear al Tulum FC”, subraya.