Aunque millones de mexicanos trabajan más de 48 horas semanales —superando el promedio de la OCDE—, la mayoría de las empresas se opone a reducir la jornada laboral de 48 a 40 horas. Esto se debe, principalmente, a que aún no se dan las condiciones económicas y operativas necesarias para implementarlo sin consecuencias negativas.
1. Costos ya elevados para las empresas
Patronales como Coparmex y Canacintra destacan que las compañías ya enfrentan costos adicionales por aumentos al salario mínimo, días de vacaciones y una mayor aportación a fondos de pensiones. En este panorama, sumar ajustes a la jornada significaría presionar aún más sus finanzas.
2. Falta de personal y vacantes sin cubrir
La escasez de talento también juega en contra. Exigir menos horas implicaría generar plazas adicionales que hoy no hay forma de llenar . Las empresas advierten que, sin mano de obra disponible, una reforma así podría frenar su operación normal.
3. Productividad: factor clave antes de legislar
En lugar de cambios abruptos, los líderes plantean que primero debe incrementarse la productividad. México, con más de 2,100 horas trabajadas al año —muy por encima del promedio de la OCDE— necesita reorganizar procesos, adoptar tecnología y optimizar tiempos.
4. Riesgos para las Pymes
El 99% de las empresas formales en México son Pymes. Estas no cuentan con los recursos para reajustar horarios, pagar horas extra o contratar más personal. Una transición gradual sería esencial para evitar impacto negativo en precios y servicios .
5. Lecciones desde el exterior
Países como Nueva Zelanda, Reino Unido y España han adoptado jornadas más cortas de forma escalonada, manteniendo salarios y reportando productividad estable o en aumento. Estos casos demuestran que es posible armonizar bienestar laboral y competitividad empresarial.
Conclusión: ¿Cuándo Será Viable Reducir la Jornada?
Antes de pensar en legislar nuevas normas laborales, el sector empresarial en México exige:
- Un incremento real en productividad.
- Planes de reclutamiento y capacitación efectivos.
- Ajustes operativos por sector y tamaño de empresa.
Sólo así será factible plantear oficialmente un cambio hacia jornadas laborales más cortas sin comprometer la viabilidad económica ni el bienestar de los colaboradores.