El código latente
Quienes buscan el “cómo” de los logros empresariales, comerciales y políticos tratan generalmente de descubrir los pasos, metodología o sistemas y aplican análisis desde diversos ángulos. Las ciencias y teorías de la administración aportan teoremas o sistemas detrás de esos éxitos, pero siempre hay posibilidad de ir más profundo y es cuando empiezan a surgir las fechas, patrones, nombres, ciclos… números.
Si todo en el universo tiene una base matemática, ¿por qué el hombre y sus dinámicas podrían abstraerse de su influencia? La naturaleza y la biología se construyen o desarrollan basados en un patrón matemático; la belleza humana, hoy sabemos, es una proporción matemática a la cual, nuestro inconsciente responde de manera positiva. Nuestro juicio nos dice que, por su cara o figura, esa persona “es de confiar” o “es sana”.
Los seres humanos vivimos rodeados de todas estas cifras, patrones, vibraciones y ciclos. Es aquí donde empezamos a descubrir que las historias de los hombres y sus actividades, relaciones en sociedad y emprendimientos también son influenciados de manera inevitable por los números.
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La búsqueda
En la búsqueda por encontrar nuevas respuestas o enfoques, empresas y hombres han puesto su atención en este “código latente”. Se construye, diseña y crean logotipos, nombres, marcas y fechas que buscan una sincronía con estos números.
En la arquitectura se manifiestan de manera histórica, desde los griegos, las proporciones, patrones y espacios diseñados para transmitir, en lenguaje silencioso, un mensaje que los sentidos entienden, sienten, sin necesidad de un conocimiento previo. Esas formas llegaron a toda Europa por medio de los constructores, cuyas creaciones guardaban un conocimiento matemático.
El conocimiento permeó entre matemáticos y físicos que acudieron a enfoques filosóficos para encontrar la dirección de sus nuevos descubrimientos. En el arte grandes pintores y escultores trazaron y proyectaron obras maestras apoyados en el andamiaje de los números y la geometría y sólo los ojos entrenados o iniciados reconocían el mensaje.
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Hoy día, empresas, políticos, departamentos de recursos humanos y head hunters deciden ir un paso más allá para retomar lo que por años siempre estuvo entre nosotros: un código que tiene una influencia y nos permite interpretar de manera inmediata perfiles de personalidad, dinámicas entre personas, técnicas de negociación o marcas de empresas o productos.
¿Cuántas veces escuchamos que un artista encuentra un nuevo destino al cambiar su nombre o un producto que del que se modifica el logo? Y volvemos al pasaje de los observadores a los iniciados, que reconocen la huella de un ajuste en este código.
Podemos encontrar múltiples ejemplos de diseños basados en esos patrones, proporciones, etc., como los logos de Apple y Google, o en el trazado de ciudades. Sin embargo, al estar rodeados de símbolos, números y formas hemos perdido la habilidad de VER.
Los hombres de negocios se forman a partir de que encuentran su propio camino, su propia voz, por eso hay múltiples tipos de políticos, empresarios, directores, pero todos tienen una huella numerológica que nos permite descubrir habilidades, zonas de reto, aficiones, aversiones y mecanismos de pensamiento.
El código latente nos entrega una herramienta única para tener una perspectiva diferente de nuestros colaboradores, socios de negocios, diseño y nacimientos de marcas, fechas de lanzamientos de campañas o identificar los mejores momentos para emprender.
